Parecía insuperable la opción del polígono industrial de cultivadores de verduras pero no, una nueva vuelta de tuerca y ahora el cultivo se realiza en la ciudad, bajo nuestros pies. La tendencia es meridianamente clara: la tierra será para levantar viviendas y no para recoger patatas que, desde hace años, ya crecen en el aire.
Refugios antiaéreos abandonados de Londres sirven de génesis a este huerto junto al mercado, rápido y eficiente.