Entonces, el 24 de octubre 1964, Zambia proclamó su independencia. Había sido hasta entonces Rodesia del Norte, el nombre que le había dado el empresario colonizador, Cecil Rhodes, que la había hecho británica a finales del siglo XIX. Y ese mismo año Zambia lanzó su programa espacial, que pretendía superar a los rusos y los norteamericanos y enviar a la Luna y a Marte a doce zambianos y diez gatos.
El impulsor de la idea era Edward Makuka Nkoloso, un visionario, traductor y profesor, un combatiente por la independencia que había estado preso por ello en 1956 y que formó parte del grupo que elaboró la Constitución de Zambia. Era profesor de ciencias naturales en Lusaka, la ciudad más poblada del país y su capital. En 1960 había fundado la Zambia National Academy of Science, Space Research and Philosophy, de donde salió el primer programa espacial de Zambia. Pretendía dejar atrás a Estados Unidos y a Rusia en la carrera espacial: «Nuestro pensamiento está cinco o seis años por delante del de ellos», aseguraba Nkoloso a la prensa.
Si se estudian con detalle los informes de la época resulta todo demasiado artificial, al menos, si uno se limita a los papeles oficiales, los conocidos, los que se hicieron públicos. Incluso se hicieron entrevistas en televisión a Edward Makuka Nkoloso en las que llama la atención lo poco profesional que parecía todo.
¿Era realmente así? ¿No había nada más?
Sin embargo, según se acaba de saber en los archivos desclasificados del KGB, un físico e ingeniero ruso se convenció de ser él mismo D-503, el constructor de Integral, el cohete que surcaría el universo. De hecho, se desconoce su nombre real porque se hacía llamar D-503. Era el alma y la cabeza del proyecto espacial zambiano, del que Edward Makuka Nkoloso era una tapadera. Si quieres que algo no se vea, que no se investigue sobre ello, ponlo a la luz.
La Academia de Ciencias y su disparatada presencia pública, esas entrevistas sobre la vida de poblaciones primitivas en Marte, el misionero que les acompañaría… todo estaba perfectamente calculado por la fría mente de D-503 para que resultase un disparate monumental en el que nadie creyera. Pero era una tapadera detrás de la cual estaba el ingeniero y físico desconocido, D-503, autor de un auténtico proyecto para ir a la Luna, no a Marte.
Edward Festus Makuka Nkoloso murió en 1989 y en su país le enterraron con honores de presidente. Es uno de los siete únicos no soviéticos que recibió la Medalla del Jubileo Cuarenta años de la Victoria en la Gran Guerra Patriótica 1941-1945. ¿A qué se deben tantos honores, nacionales e internacionales, a alguien que, aparentemente, se había desacreditado a sí mismo de esa manera? A su silencio.
Y es que la verdadera historia, revelada en los documentos desclasificados en Moscú, es que el cohete llegó a despegar y fue abatido a los diez minutos de vuelo en una operación conjunta del KGB y de la CIA. D-503 fue detenido por fuerzas especiales rusas y llevado al cosmódromo de Baikonur, donde fue puesto a disposición de Serguéi Pávlovich Koroliov, la persona a la que el líder soviético, Nikita Jrushchov, había hecho responsable máximo del diseño de naves del programa espacial ruso. Juntos idearon las naves Soyuz, al menos la primera.
El accidente de la nave Soyuz 1, tres meses después del del Apolo 1, fue el primero de envergadura en el programa espacial soviético y fue causado por un buen número de problemas. Ahora se ha sabido que todos esos fallos no fueron casuales: era la venganza de D-503, que fue fusilado a los pocos días del accidente.
D-503, desde luego, no había perdonado a los rusos que eliminaran su cohete zambiano, el Integral. En los papeles desclasificados se dice que la trayectoria no era la prevista y que probablemente se hubiera estrellado él solo, pero la verdad es que fue alcanzado por tres misiles SA-2E de la serie V-750AK lanzados desde Vietnam del Norte, donde estaban instalados desde pocos meses antes.
Gracias a Manu que me puso sobre la fuente jotdown.es