Anguilas, enigmáticas

No descubro nada nuevo si hablo de la increible ignorancia que acumulamos sobre la vida marina. Pero las anguilas, escurridizas y enigmáticas, nos han desvelado parte de su sorprente ciclo vital. No fue tarea fácil para el danés Johannes Schmidt que a primeros del siglo XX se lanzó en la persecución del origen de este animal tan común en Europa:

«Desde los tiempos más antiguos llamó la atención el hecho de que en las aguas dulces de Europa hubiera anguilas adultas, pero nunca se encontraron huevos ni ejemplares jóvenes. Incluso el filósofo griego Aristóteles llegó a sugerir que las anguilas se engendraban espontáneamente en el fondo de los lagos. Más adelante, en algunos países del norte de Europa, el Mediterráneo y la costa este de Norteamérica, se observó que en ciertas épocas del año llegaban a los estuarios de los ríos pequeñas larvas de anguila -las angulas-, que nadaban río arriba hasta llegar a las aguas dulces del interior, donde seguían creciendo pero sin reproducirse nunca. En otras épocas. En otras épocas, anguilas más grandes, con la piel plateada y los ojos mucho mayores, bajaban hasta las aguas de los estuarios. Pero todos estos datos no aportaban ninguna luz sobre el enigma principal: dónde se reproducían las anguilas adultas.» mgar.net

«La historia comienza en el Mar de los Sargazos, una extraña zona de aguas estancadas y cálidas, situada en torno a las islas Bermudas, cerca de las costas americanas. En este lugar, a cientos de metros de profundidad, las anguilas europeas (Anguilla anguilla) ponen sus huevos. De ellos nacen unos pececillos llamados leptocéfalos, transparentes y con una forma tan distinta a la de sus progenitores, que no fue hasta finales del siglo XIX cuando los científicos descubrieron la relación entre estos seres y sus padres.»

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