«No hay un diseño que sea cómodo para todos. Todas las sillas y todos los sofás pueden ser cómodos un día e incómodos al otro. La cuestión es averiguar si hay o no diseños cómodos y para quiénes», explica Selena Savic, una de las responsables junto a Gordan Savicic de Unpleasant design, proyecto que analiza cómo los gobiernos e instituciones desarrollan diseños conscientemente incómodos como medio de control social, y cuyas investigaciones se han recopilado en un libro.