El Padre Wenceslao Ciuró y Sureda
El Padre Wenceslao Ciuró y Sureda nació el 1 de Marzo de 1895 en Castelltersol a 60 km de Barcelona. Inició sus estudios como alumno interno en los padres Escolapios, en Moyá, por 1905. Aquel chicuelo (wences para los amigos), veía a los novicios salir de paseo y sintió enormes deseos de unirse a ellos. Era la llamada de dios: en noviembre de 1909 a los catorce años de edad, vestía el hábito calasancio en Moyá. Profesa con votos simples en 1914 y pasa tres años dedicado a intenso estudio en Irache (Navarra). En septiembre de 1917, previa dispensa de la Santa Sede por su corta edad es ordenado sacerdote. Hasta aqui sus primeros pasos como religioso.
Un día cuando estudiaba en Moyá uno de los hermanos legos da a la chiquillería una sesión de «juegos de manos». Allí fue donde el Padre Ciuró sintió una irresistible atracción por el ilusionismo.
Dio su primera sesión de prestidigitación ante unos 200 alumnos como él aprovechando las vacaciones navideñas. Su primera sesión, ya como sacerdote, tuvo lugar en Mataró, antes los alumnos del colegio. Después y siempre a beneficio de seminarios, colegios y obras benéficas ha seguido su ascendente camino de mago blanco.
El Padre Ciuró experimentó con numerosos tipos de magia, desde la micromagia hasta la magia de salón y fue una de las figuras que mas destacó en este período básico de aprendizaje de la magia española.
Partagás fue un importante maestro para Ciuró. El encuentro se produjo de modo casual tras la lectura del libro «El Prestidigitador Optimus o Magia Espectral», obra que le sedujo por completo y le incitó a conocer a su autor, dueño de la tienda «El Rey de la Magia». Tan admirado quedó cuando le trató por primera vez que, incapaz de decirle que ya tenía su libro le compró de nuevo otro ejemplar.
Sus encuentros se hicieron frecuentes. Partagás le transmitió su filosofía y sus conocimientos de magia y artes armes como la ventriloquía, muy querida por Wenceslao desde pequeño.
Hubo también otros ilusionistas que le influyeron como es el caso de Fu Manchú del que quedó muy impresionado con su figura irrepetible. Cuando años después, Ciuró eligió un seudónimo para sus libros y actuaciones escogió en su recuerdo el de Ling-Kai-Fu.
Ciuró partió el verano de 1936 a Francia para perfeccionar su francés. Días después comenzó la Guerra Civil y decidió quedarse. En Francia leyó mucha magia, aprendió y actuó para sus feligreses. En 1947 volvió definitivamente a España, primero a Barcelona y luego a Madrid.
La importante faceta del divulgador de Ciuró se inició con la lectura del Padre Barcón, «Arte del Encantamiento». Por su parte, el primer libro del Padre Ciuró fue «La prestidigitación al alcance de todos»: Manual teórico práctico del ilusionismo. No fue fácil su publicación, pues muchos editores desconfiaban que hubiese mercado para una obra de esa naturaleza.
Tuvo también algunos problemas entre los propios magos. En la época de su edición había en la SEI una intensa campaña contra la divulgación de los secretos. Personas de la talla de Areny de Plandolit y Bernat habían escrito artículos muy críticos con el hecho de poner a disposición de lectores profanos y del público en general, obras que revelasen los misterios de los juegos. También Sandy se opuso con firmeza a la publicación por considerar que comprometía gravemente a los practicantes de la magia. Por fortuna esta situación fue efímera y no tuvo que pasar mucho tiempo para que El Padre Ciuró fuese homenajeado como merecía por la significativa aportación de sus obras.
Después de esta obra magna, siguió escribiendo libros hasta ser el autor de quince tratados de ilusionismo en los que muchos magos profesionales o iniciados encontraron el gusanillo que les llevó a deleitarse con el arte más bello y completo que puede encontrar el hombre. Algunos de estos tratados son:
-La prestidigitación al alcance de todos.
-Más de 200 juegos de manos con la baraja.
-Juegos de manos de sobremesa.
-Juegos de manos de bolsillo (cuatro tomos).
-Trucos de Magia.
-Ilusionismo elemental.
-Mnemotécnica teatral.
-Ilusionismo de salón.
-Ventriloquía.
-Cien pasatiempos de magia.
Muchos de estos libros se han traducido a varios idiomas y en la actualidad se encuentran en tiendas de magia o editoriales como páginas.
El Padre Ciuró fue una persona muy inquieta y tuvo la suerte de viajar y tener dinero (aunque España estaba sumida en la posguerra, en Francia los religiosos gozaban de una situación más acomodada). Esto le permitió acceder a libros impensables en ese momento en nuestro país.
Enamorado siempre del ilusionismo solía decir: «No ha pasado ni un sólo día de mi vida que no haya pensado en magia».
Infinidad de veces apareció en la pequeña pantalla de TVE. Una vez le fue dedicado un programa en homenaje a su 50 aniversario de Sacerdocio y Mago en «Esta es su vida» y se le ha visto varias veces en el programa «300 Millones».
Co-fundó en 1932 junto a Areny de Plandolit, Emilio Deu, Carlos Bucheli, Antonio Darder y otros la Agrupación Catalana de Aficionados al Ilusionismo(ACAI). Esta sociedad funcionó durante la República, disolviéndose con el inicio de la Guerra Civil y dando paso, tras los primeros años de la posguerra a asociaciones de mayor envergadura como la SEI en 1943, o la CEDAM en 1952. Ambas tuvieron el apoyo de Ciuró, preocupado por favorecer siempre la hermandad entre magos, bendijo la Casa Magicus y casó entre otros a Arturo de Ascanio, a Alfredo Florensa y a José Luis Ballesteros.
También se le debe al Padre Ciuró la iniciativa que presentó en el Congreso Nacional de Segovia de 1953 de propiciar la elección de San Juán Bosco como Patrón celeste de los ilusionistas.
Fue presidente de honor del Círculo Mágico Sevillano, socio de honor de la SEI, de la Agrupación Mágica Aragonesa, del Círculo Brasileño de Ilusionistas y socio numerario con el título de «Maitre Magicien» de la Asociación Francesa de Artistas Prestidigitadores de París. También es socio de honor del «International Brotherdhood of Magicians» y de la academia Portuguesa de Ilusionismo.
En 1949, en Barcelona le
fue otorgado el título de «propulsor del ilusionismo». El CEDAM, le tributó en su 80 cumpleaños con un homenaje íntimo. Sus palabras fueron simplemente: < gracias! no lo merezco, mis ilusiones y felicidad como hombre son vuestras>.
El 23 de Abril de 1978, a sus 83 años y tras sufrir un ataque cerebral, el Padre Ciuró se fue al cielo. En su entierro se dieron cita numerosos magos amigos que dejaron sus chisteras cargadas de palomas para hacer brotar del fondo de sus almas una oración sobre la tumba del maestro.
Fuente: magomino