“Ningún otro producto alimenticio básico tiene tantos anti-nutrientes como la soja. Y por otro lado, ningún otro producto alimenticio tiene tantas firmas de relaciones públicas y logísticas trabajando a su favor.” Tom Valentine
Los granos de soja crudos contienen la enzima antitripsina, el ácido fítico, las lectinas y fitoestrógenos.
El ácido fítico se enlaza en el tuvo digestivo con minerales como el magnesio, el cobre, el hierro y especialmente con el zinc originando deficiencias de estos minerales.
A la enzima antitripsina se le atribuye que la soja sea anticoagulante y además impide la actividad de la tripsina que es una enzima que interviene en la digestión de las proteínas y en la asimilación de la vitamina B-12, por lo tanto perjudica la digestión de las proteínas y produce deficiencia de esta vitamina. La antitripsina, el ácido fítico y las lectinas disminuyen con el calor y con el germinado y casi desaparecen con la fermentación, por lo tanto la leche de soja y el tofu contienen menor cantidad que los granos crudos de soja y estos antinutrientes apenas los tienen el miso, el tempeh y el tamari, ya que estos derivados de la soja se obtienen por fermentación. En cambio los fitoestrógenos resisten el calor y la fermentación y por lo tanto los contienen tanto la soja como sus derivados.
La genisteína y la daidzeína son isoflavonas que contiene la soja y las isoflavonas, junto con otras sustancias, son fitoestrógenos. Las dos isoflavonas mencionadas son bocígenas, o sea, causan hipotiroidismo y las hormonas que produce las tiroides originan el crecimiento de los niños. Además, investigadores de la Universidad de Illinois descubrieron que la genisteína debilita el sistema inmunitario debido a que impide la formación de anticuerpos.
La Dra. Kaayla Daniel, autora del libro La verdadera historia de la soja, declara sobre este tema:
“La soja contiene fitoestrógenos que pueden producir un funcionamiento anómalo de la tiroides y del aparato reproductor, así como niveles tóxicos de manganeso que pueden provocar daño neurológico y cerebral asociado con ADHD (Déficit de Atención con Hiperactividad) y comportamiento violento. Los bebés que toman leche maternizada de soja también corren un riesgo mayor de padecer problemas gastrointestinales, alergias, asma, menor absorción de minerales y menor coeficiente intelectual. Aunque la mayoría sabe que es mejor dar el pecho a los bebés, las mujeres que no pueden hacerlo escogen la soja pensando que es una opción más saludable. Esta decisión es un desastre.”